Érase que se era...

sábado, 17 de mayo de 2008

FABULA DE LAS BACTERIAS ANAEROBIAS

La microbiología no es siempre tan aburrida de estudiar, si no leed abajo y sorprenderos vosotros mismos cuando intentéis recordar la fábula....
FABULA DE LAS BACTERIAS ANAEROBIAS

El señor Clostridio estaba muy disgustado, ya hacía casi un año que algo extraño sucedía al sur de la ciénaga y no conseguía explicación por ninguna parte. Todo empezó con aquella excursión de un grupo de jóvenes escolares de los que no regresó ninguno. Enviaron un par de patrullas a buscarlos y tampoco regresaron. A pesar de las protestas la zona se cerró sin más y se prohibió completamente el acceso a ella. Pero en los meses siguientes otros individuos habían desaparecido en zonas cada vez más al norte. Aquella pesadilla, fuese lo que fuese, se estaba extendiendo.
Sin embargo la semana había traído buenas noticias. A la oscura ciénaga acababa de llegar una pequeña colonia de vibrios. Los vibrios eran muy adaptables, en cualquier sitio estaban bien y solían viajar mucho. Pero lo que había llamado la atención del señor Clostridio era que los vibrios habían llegado desde el sur, atravesando la zona prohibida. Y habían llegado sanos y salvos.
En cuanto se enteró de la noticia mandó a su alguacil con una nota para el señor Vibrio, el jefe de la colonia, pidiéndole que fuese a verle inmediatamente por un asunto muy importante. Al poco rato el vibrio entraba en el cubículo municipal
- Bienvenido, señor Vibrio, ¿está Ud bien? Deseamos que su colonia se encuentre aquí como en su casa... - empezó diciendo el señor Clostridio con toda la amabilidad que su agrio carácter le permitía. Sin esperar respuesta de su interlocutor continuó - Dígame, han venido por el sur ¿verdad? ¿Algo ha llamado su atención, han visto algún peligro en el camino?
El vibrio estaba un poco desconcertado. ¿Peligro?, el mundo estaba lleno de peligros. Charcas de ácido, fumarolas a altas temperaturas, sulfataras candentes... Viendo que el vibrio no se decidía a contestar y parecía no entender el clostridio le apremió
- Sí, sí, cualquier cosa que le haya parecido sospechosa, cualquier riesgo...
Entonces el señor Vibrio recordó algo.
- Ah, pues sí, algo nos llamó la atención al acercarnos a la ciénaga. Pero no pareció ser ningún peligro, aunque es insólito.
- Cuente, dígame qué fue - inquirió Clostridio impaciente
- Pues verá, a medida que nos acercábamos a la ciénaga vimos que abundaba una cosa verde, seguramente algo vivo, y en la proximidad de esa cosa verde notamos en el aire un gas que no conocíamos hasta ahora. Pero el gas no nos afectó y las cosas verdes tampoco se metieron con nosotros. Por eso le digo que no vimos peligro, pero nos pareció raro. ¿Le sirve de algo?
- ¡Lo que me temía! - exclamó el clostridio visiblemente contrariado. Se acercó a una pequeña mesa y llamó a su secretario por el interfono. En seguida entró otro clostridio en la habitación.
- Señor secretario, este vibrio confirma la presencia de cosas verdes y gases extraños en la zona sur. Está sucediendo lo mismo que pasó en Thulú hace tres años.
El secretario arqueó los cilios con una mueca de preocupación y acercándose a un armario sacó un pliego de papeles.
- Aquí guardo el expediente completo de Thulú, señor Alcalde. Desde el principio he sospechado que las desapariciones podían deberse al mismo problema pero no había forma de comprobarlo porque ir allí es mortal. ¿Vino usted por el sur, señor Vibrio? ¿No notó nada?
- Ya le he explicado al Alcalde, vimos cosas verdes, notamos el gas, pero ningún problema.
- Claro, los vibrios soportan muy bien casi todo - explicó el secretario que seguía buscando entre los papeles del legajo - pero ese gas es mortal para nosotros. Por aquí tenía los datos... aquí está. Oxígeno, así llamaron al gas. Y ese oxígeno lo producen unos vegetales de color verde. Plantas verdes, gas tóxico... algo nuevo.
El secretario leyó en silencio unos instantes antes de seguir con su explicación.
- En las últimas semanas de Thulú enviaron una expedición muy bien equipada desde la Zona Abisal, donde está nuestro Gobierno. La conclusión quedó bien clara, esas plantas verdes tienen una sustancia que llamaron clorofila que expuesta al sol produce el gas mortal. El enemigo no es el oxigeno sino la planta verde.
- ¿Y no pudieron hacer nada? - preguntó el vibrio más por curiosidad que por preocupación ya que al parecer los vibrios estaban a salvo.
- Se intentó. Hubo una crisis enorme. GreyMood, una organización de clostridios preocupada por el medio ambiente, culpó al Sistema de Desechos de haber favorecido la aparición de estas plantas que viven sobre material orgánico en descomposición. Propusieron una serie de medidas extremas. Remover el sustrato completamente, cubrir las plantas para que sin luz solar no produjesen oxígeno, instalar quemadores en las zonas afectadas que consumiesen el gas... El Gobierno se vio obligado a aceptarlas para contener la revuelta que organizaron. Murieron muchos intentándolo y al final no se consiguió nada. Aquello era imparable y hubo que abandonar Thulú. No se salvó ninguno de los que quedaron allí.
- Hace tiempo que GreyMood nos está presionando aquí también con el dichoso Sistema de Desechos. Y ahora tenemos el mismo problema. ¡Me van a crucificar! - exclamó el alcalde Clostridio.
- Eso es seguro, pero no es lo peor - sentenció el secretario. - Si sigue el mismo proceso apenas nos queda tiempo, antes de seis meses el oxígeno cubrirá completamente esta ciénaga y la vida aquí será imposible. El mundo se está acabando, señor Alcalde, dónde vamos a llegar... - exclamó el secretario mientras los dos clostridios salían apesadumbrados de la sala.

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MORALEJA
Que no se puede parar
lo que rueda eternamente
es cosa que poca gente
se haya parado a pensar
Lo que ayer prevaleció
hoy ya no es más que un despojo.
Mientras tanto algo nació;
lo mismo que a uno mató
al otro mima a su antojo
La Naturaleza da
a todo bicho viviente
tiempo y oportunidad
y después, pase el siguiente
En esta larga cadena
de la Vida en nuestro Mundo
somos sólo un eslabón.
Quienes se hacen la ilusión
de parar el minutero
sepan que la Evolución
no concede una excepción
ni es asunto de dinero

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